La situación medioambiental obliga a replantear la gestión integral del agua
El Día Mundial del Agua, que se celebra el 22 de marzo, nos ayuda a detenernos y tomar conciencia de la importancia que tiene cuidar nuestros recursos. La actual situación de escasez de agua e incertidumbre para garantizar su abastecimiento provoca que, ahora más que nunca, pongamos la lupa en cómo debemos abordar la gestión integral del agua en la industria.
Tradicionalmente esta gestión del agua ha venido condicionada por aspectos legales, económicos o corporativos. Por un lado, a escala legal las autorizaciones de actividad regulan aspectos como el volumen anual de agua de abastecimiento y su calidad o pueden introducir dotaciones máximas según la actividad productiva.
También los aspectos económicos y productivos han alterado la gestión. El agua como materia prima es objeto de control y cuantificación en cualquier proceso productivo y esta cuantificación se traduce en costes que repercuten en el producto.
Contexto de emergencia
El mundo evoluciona y nos encontramos con factores medioambientales, provocados por la acción humana, que alteran el ciclo del agua y nos obligan a actuar.
El contexto de emergencia climática que vivimos actualmente afecta en gran medida al agua, en este caso por falta de ella. El cambio climático nos empuja a un clima cada vez más seco y caracterizado por la ausencia de lluvias, con el correspondiente efecto en cadena que ello produce.
La escasez de recursos hídricos se suma al impacto que los vertidos tienen en el sistema a escala local y global. Ejemplos de impactos locales son la futura regulación de los vertidos industriales en redes de saneamiento urbanas con un alto contenido en contaminantes emergentes como pueden ser los PFAS o ciertos productos farmacéuticos.
A una escala más regional, el ejemplo lo tenemos en el creciente interés de la comunidad científica en analizar los fenómenos de multiresistencia de ciertos microorganismos patógenos derivada de la sobreexposición a antibióticos en las aguas de consumo.
Cómo abordar la gestión integral
Frente al contexto actual que nos rodea hace falta replantear la gestión integral del agua en la industria. ESOLVE se ha puesto manos a la obra, dividiendo el plan de acción en tres fases:
- En la primera se realiza el diagnóstico de necesidades, cuantificando y midiendo los consumos y haciendo los requerimientos de calidad necesarios según los usos. La fase de diagnosis, en un enfoque de ciclo integral del agua, también analiza los límites autorizados en el permiso de vertido (tanto en caudal como en parámetros). Cabe destacar la creciente importancia de disponer de sistema de contadores volumétricos o caudalímetros instalados en puntos clave y en un sistema digitalizado.
- En la segunda se analizan las oportunidades y riesgos de nuestros sistemas de abastecimiento y depuración. Para ello se analizan las fuentes de suministro existentes y posibles fuentes de abastecimiento alternativas, con especial atención a los planes de contingencia para afrontar situaciones de escasez de recursos hídricos. También de los posibles cambios en la regulación de los permisos de vertido, así como potenciales cambios tecnológicos dirigidos a la reutilización del agua o reducir el impacto del agua residual.
- La tercera fase para abordar la gestión del agua en la industria la reservaremos para establecer el plan estratégico e implantarlo mediante un programa que defina cada uno de los proyectos y trate de ejecutarlos.
Teniendo claros cada uno de estos puntos y pasando a la acción con determinación se puede lograr una mejor optimización del agua y una gestión más sostenible, eficiente y adaptada a un contexto difícil pero que presenta soluciones.