De la sostenibilidad a la regeneración
Los últimos años han puesto en evidencia los límites de un modelo ambiental basado exclusivamente en la sostenibilidad. Reducir el impacto no es suficiente en un contexto de emergencia climática y ecológica. En ESOLVE, trabajamos con la convicción de que es necesario repensar nuestro papel como actores ambientales y pasar a formar parte de las soluciones desde una perspectiva regenerativa.
Este cambio de enfoque supone una nueva manera de ver los proyectos: no como intervenciones que minimizan daños, sino como procesos vivos que contribuyen activamente a restaurar la salud de los ecosistemas y de las comunidades humanas que los habitan.
Una espiral hacia un nuevo modelo
Una de las imágenes que mejor sintetiza este giro conceptual es la que acompaña esta noticia. Se trata de una representación visual del camino que separa los sistemas degenerativos —aquellos que empobrecen el territorio— de los regenerativos, los que lo revitalizan. La gráfica, concebida por el arquitecto y pensador Bill Reed, no solo diferencia grados de intervención, sino que también señala un cambio notable en la forma en que entendemos e interpretamos la realidad.
En el nivel más básico se encuentran prácticas que se limitan a cumplir con la normativa. A partir de ahí se despliegan fases como el diseño eficiente o la sostenibilidad convencional, hasta llegar a las propuestas regenerativas, que buscan entender el lugar en toda su complejidad y participar en él de forma consciente y creativa.
Este enfoque encaja plenamente con la filosofía de trabajo de ESOLVE.
Trabajar desde el lugar, con el lugar y para el lugar
En nuestra labor como consultora ambiental, partimos siempre de una premisa clara: cada territorio tiene una identidad única, una red de relaciones naturales, sociales y culturales que es necesario comprender antes de intervenir. Antes de iniciar cualquier proyecto, analizamos cuál ha sido su historia ecológica y humana, qué procesos naturales siguen activos y cuáles se han interrumpido, y cuál es la relación que las personas mantienen con él, así como las aspiraciones colectivas que comparten. A partir de ahí, definimos cómo podemos actuar de una forma que favorezca la salud global del sistema, entendiendo nuestro papel como agentes que pueden contribuir a restablecer el equilibrio y el dinamismo del lugar.
Estas preguntas nos llevan a diseñar actuaciones que resuelven problemas concretos, como una contaminación puntual o una falta de captación de agua, pero que también abren la puerta a procesos de regeneración a largo plazo.
De la técnica a la consciencia sistémica
Los enfoques regenerativos no renuncian a la tecnología ni a la precisión técnica. De hecho, la excelencia en diagnóstico y ejecución es imprescindible. Pero en ESOLVE entendemos que esto no es suficiente. También es necesario desarrollar una capacidad de escucha, de observación y de conexión con los sistemas vivos de los que formamos parte.
Esto implica incluir a los actores locales, comprender los ciclos ecológicos y culturales, adaptarse al ritmo del lugar y hacer del proyecto una herramienta de aprendizaje colectivo.
Regeneración aplicada: nuestra manera de hacer
En ESOLVE ya estamos aplicando este enfoque en muchos de nuestros ámbitos de actuación:
- En la descontaminación de suelos, recuperamos funcionalidades y trabajamos para restablecer las condiciones para que vuelva la vida.
- En la gestión de aguas subterráneas, adoptamos una visión integral de cuenca y ecosistema.
- En el asesoramiento estratégico, promovemos modelos que pongan el territorio en el centro y generen valor ecológico, social y económico.
Nos mueve la idea de que cualquier proyecto puede ser una oportunidad para revitalizar el lugar en el que se inscribe. Y esto solo es posible cuando cambiamos la pregunta de base: ya no se trata de cómo impactamos menos, sino de qué papel podemos jugar en la restauración activa de los sistemas naturales y humanos.
El camino hacia la regeneración no es fácil ni rápido. Implica romper inercias, trabajar colectivamente y aceptar la incertidumbre. Pero también es una vía de oportunidad, de innovación y de sentido.